BBC
12 noviembre
2016
Alanah piensa que es fea, lo que no podría estar
más lejos de la realidad.
Sufre
de Trastorno Dismórfico Corporal (BDD, por sus siglas
en inglés), una condición que hace que la gente se obsesione con los defectos
que percibe en su apariencia.
Se
estima que una de cada 50 personas sufre de BDD, aunque muchos de nosotros
-incluyendo algunos médicos- no tienen conciencia de su existencia.
"Pensé
que era una crueldad para los demás tener que ver mi rostro, que es realmente
chocante", explica Alanah, de 20 años de edad.
"Veo
marcas alrededor de toda mi cara, que mi mamá me dijo que ella no ve. Veo mi
piel llena de bultos y manchas. Veo mi nariz muy grande y torcida,
sobresaliendo demasiado; y mis ojos son demasiado pequeños".
Alanah es una joven
y bella mujer, pero cuando se mira en el espejo no ve lo que otros ven.
Cuando
su condición empeora se mira una y otra vez en el espejo, y se esfuerza en
intentar ocultar cualquier defecto que ella crea haber visto. Su rutina de
maquillaje puede durar hasta cuatro horas y, aún después de eso, con frecuencia
se siente demasiado ansiosa como para salir de casa.
"Mi
rutina requería cuatro o cinco capaz de base y de corrector de ojeras. Los ojos
siempre tenían que estar muy bien maquillados. Yo seguía retocando cada pequeña
imperfección una y otra vez", señala.
Además
se empeñaba en eliminar cualquier mancha hasta que su piel se rompía.
Cuando
era una niña pequeña de cabellos rizados era feliz al dejarse fotografiar y al
aparecer en el álbum de fotos familiar, pero cuando cumplió los 14 años las
cosas empezaron a cambiar, por razones que nunca llegó a entender.
"No
lo noté en ese momento, pero mirando en retrospectiva me doy cuenta de que era
los síntomas del BDD. Por ejemplo, yo estaba en el colegio y estaba muy atenta
del entorno. Miraba alrededor para ver si había alguien mirándome, ver si había
alguien riéndose, ver quién estaba hablando", dijo.
"En
mi colegio había grandes ventanas y yo me miraba en ellas para verificar cómo
lucía. Cada vez iba más al baño para mirarme en el espejo", recordó.
Cuando
cumplió los 15 años dejó de ir al colegio.
Su
madre, Scarlett, la llevaba cada día pero Alanah -pese
a su deseo de estudiar- se negaba a bajarse del auto.
Entonces,
su madre conduciría de vuelta hasta la casa para luego ir nuevamente a la
escuela, pero Alanah seguía negándose a entrar al
colegio. Podían hacer hasta ocho intentos cada día.
Esto
llevó a la joven a aislarse cada vez más y fue devastador para su madre ver
cómo cambiaba su carácter.
"Durante
los primeros dos o tres años no sabíamos qué ocurría", dijo Scarlett.
"De
ser una estupenda estudiante, con mucha confianza en si misma, simplemente colapsó.
No podía salir. Yo tenía que bañarla, darle la bebida. Ella simplemente estaba
todo el día en la cama", agregó.
"Es
descorazonador porque yo sé que toda madre cree que sus hijos son hermosos,
pero es que no hay nada malo en Alanah y creo que
cualquiera puede darse cuenta de ello. Lo peor es que como madre, se supone que
debes proteger y ayudar a tus hijos, pero yo me sentía inútil al no ser capaz
de hacer nada por ella".
Pero
Scarlett aprendió.
"Ahora
sé que no tengo que luchar con ella si ella dice que es fea. Simplemente debo
no seguir con el tema. Eso es lo que ella y yo debo dejarlo así e intentar
poner el foco en otras cosas", explicó.
Alanah se molestaba
si su madre colocaba alguna fotografía suya en la sala de la casa, por lo
Scarlett no tenía ninguna imagen de su hija que mostrarle a los amigos que
llegaban de visita a la casa.
Diagnóstico tardío
Pasó
mucho tiempo hasta que Alanah fue diagnosticada con
BDD. Muchas veces los médicos dijeron erradamente que tenía angustia
adolescente o problemas de ansiedad.
Finalmente
su condición fue diagnosticada correctamente en la Clínica Maudsley,
en Londres. Su recuperación comenzó con una estancia de cinco meses en un
centro médico y ahora sigue tratamiento con sesiones regulares de terapia
cognitivo-conductual.
Pese a
no haber querido que nadie la fotografiara desde su temprana adolescencia, Alanah decidió hacer frente a su condición para una nueva
serie de la BBC llamada "No Body's Perfect" (Ningún cuerpo es perfecto).
Así,
posó para el fotógrafo de moda Rankin con el fin de contribuir a crear
conciencia sobre el BDD y ayudar a otros a reconocer síntomas de esa condición.
Aseguró
que lograr el diagnóstico de BDD es difícil porque hay muy poca conciencia
sobre la existencia de este tipo de condición, pero además porque quienes la
sufren están tan avergonzados por su apariencia que no hablan de ello
abiertamente.
"Mi
principal preocupación con mi imagen es mi nariz, pero me tomó tres años de
terapia para decirle a mi familia o a mi terapista
qué eso era lo que tenía", dijo.
La
sesión de fotografías no iba a ser algo fácil para Alanah,
quien normalmente se niega a ser retratada. Algunos días, ella era capaz de
hacerse más de 200 selfies y luego los borraba todos.
Rob
Wilson, terapista cognitivo-conductual y director de
la Fundación sobre Trastorno Dismórfico Corporal,
dijo que es frecuente que alguien son BDD intente evaluar su apariencia
haciéndose autoretratos, pero dejar que otro les fotografíe les puede causar
angustia porque es algo que está fuera de su control.
Según
Wilson, el BDD con frecuencia comienza en la adolescencia y en ocasiones puede
ser una respuesta al acoso y a las burlas.
También
se puede relacionar con algo que hace que la persona se sienta diferente. Así,
por ejemplo, alguien que sufre de acné puede sentirse expuesto por ello.
"Siendo
adolescentes, a todos nos preocupa cómo nos vemos. Lo que distingue al BDD de
esa preocupación común es que la persona tiene que pasar preocupada por su
apariencia al menos una hora al día", dijo.
"Debe
causar niveles significativos de sufrimiento, con altos grados de ansiedad,
vergüenza o depresión y, además, tiene que ser tan fuerte como para perturbar
la vida normal de esa persona", agregó.
Las
redes sociales empeoraron la condición de Alanah
porque ella constantemente se comparaba con otras personas de su edad, pero
Wilson explicó que aunque la obsesión con la imagen que caracteriza la cultura
actual ha cambiado nuestro comportamiento poniéndonos a todos a tomarnos selfies en lugar de mirarnos en un espejo, no se puede
echar la culpa a las redes sociales.
"Hay
muchos otros factores -genéticos, sociales, experiencias en los primeros años
de la vida, variables de la personalidad- que se van juntando hasta crear un
problema tan severo como en BDD", dijo el experto.
Indicó
que la naturaleza de este desorden significa que una persona cree que tiene un
problema físico, en lugar de un problema psicológico, por lo que gastan un
montón de dinero en maquillaje y cirugía estética.
Advirtió,
no obstante, que sin un tratamiento adecuado puede llegar a tener consecuencias
devastadoras.
"Este
es uno de los desórdenes psiquiátricos de mayor riesgo, con una tasa de riesgo
de suicidio de las más altas, discapacidad funcional y sufrimiento",
concluyó.
El proceso
terapéutico de Alanah va avanzando favorablemente.
Ella ahora estudia Psicología en la universidad y espera luego cursar un
doctorado y hacer una investigación sobre el BDD.
El día
que hizo la sesión de fotografía para el programa de la BBC debió hacer un
esfuerzo al permitir por primera vez que alguien la maquillara y la peinara,
además de dejarse fotografiar.
"Hacia
el final de la sesión me sentí un poco más cómoda y estoy contenta de haberla
hecho", dijo sobre la experiencia.
Una de
las fotografías que le tomaron en esa sesión está ahora colgada en la sala de
su casa.